lunes, 7 de junio de 2010

uno

Mientras lees, dale al play


De cómo se conocieron


Ahí estaba. Hay ciertas fotos que aparecen de repente, sin avisar. Por eso siempre llevaba la cámara consigo. Y como si de una imagen se tratara, la vi de repente a través del espejo retrovisor de mi coche. Llevaba unos vaqueros, una camiseta negra de tirantes (aún me excito cuando pienso en cómo se le caía una y otra vez uno de los tirantes hasta casi dejar ver lo que no debía verse) y una rebeca. Era octubre y aún hacía calor. 
Era la primera vez que la veía en la calle. Millones de veces la había visto en mis sueños. ¿Qué hacía ahí? ¿Estaría esperando a alguien? ¿Cómo se llamaría? ¿Cuántos años tendría?
Me encantaba ese aire de juventud que desprendía cada vez que se daba la vuelta. No era la chica con el mejor cuerpo de la historia, pero era la chica más sexy que jamás había visto. Y ahí estaba. Y yo parado. 
Podía hacer dos cosas: dejarla marcharse y quedarme para siempre con aquella imagen tórrida y volver a mi casa, donde me esperaba mi vida. Eso o saludarle. Preguntarle que cómo se llama y, tal vez, decirle que la había estado esperando durante mucho tiempo. 
Empecé a ver cómo cambiaba su rumbo. Como se alejaba de mí. Era en ese momento o nunca. Sin pensarlo me bajé del coche y aceleré el paso.

- ¡Perdona! - me miró con cara de extrañada. Hola. No nos conocemos. Nunca antes nos hemos visto. Pero no podía dejar que te fueras así, sin más. ¿Sabes ese sentimiento que a veces aparece de "si no hago tal cosa, me arrepentiré el resto de mi vida? Si no te saludaba, iba a cargar con ese sentimiento... y ya cargo con demasiados sentimientos muy feos. Sé que me entenderás.

Permaneció en silencio. Permanecimos en silencio. Creo que no fueron más de un par de minutos. Pero se me hicieron eternos. Pero me sonrió. Me dedicó una sonrisa, la más bonita y seductora que había visto hasta ese momento.

- Hola. Soy Julia. ¿Quién es usted, señor extraño?
- Me encantaría ser tu extraño, pero la verdad es que soy Roberto.
- Encantada Roberto. Me ha encantado este atropello que me acabas de hacer. Son las pequeñas cosas que le dan sal a la vida. Gracias. Siento decirte que me tengo que ir porque ya llego tarde.
- Me encantaría volver a verte algún día...
- Nos volveremos a ver, estoy segura. Vengo a hacer fotos a esta misma calle todos los jueves a las 5 de la tarde. Búscame y me encontrarás.
- Eso haré. Hasta luego Julia.
- Ha sido un placer, Roberto.



1 comentarios:

R.

En serio? No sé me las encontré en una página,no tenía ni idea

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